Lesbianas: Iniciando a mi amiga.



Aunque hace años no lo hacía, mi lujuria me llevó a tener una aventura con una venezolana llamada Carol, 25 años pelo lacio negro, senos no muy grandes pero bonitos, no muy alta pero con un cuerpo excitante, me encantó su culo muy redondo y apetecible. Nos conocimos por email y nos comunicamos con bastante frecuencia viviendo nuestra pasión solamente con el messanger, hasta que llegó el momento de encontrarnos.


Por el messanger ya sabía de sus deseos y ella de los míos, éramos dos hembras sedientas de encontrarnos por que ya nos deseábamos. Carol, no había tenido ninguna relación lésbica hasta el momento, por lo que me excitó más, yo iba a ser su primera hembra y eso me encantaba, yo la iba a iniciar.


Nos reunimos en un bar muy discreto y luego de los saludos formales, vi en sus ojos el deseo, la curiosidad y la intimidad que deseaba, igual yo al verla me puse muy caliente y deseaba lo mismo; nos sentamos en un apartado del bar lejos de las miradas, charlamos y tomamos varios tragos para animarnos, luego la arrinconé y la empecé a besar muy suavemente a lo que ella respondió con timidez al principio.


Con mis labios y mi lengua la empecé a besar con mayor firmeza y penetré mi lengua en su boca, ohhh que delicia, nuestras lenguas se movían presas de deseo y observé que Carol besaba divinamente, luego le toque las piernas, su piel era suave, sus muslos firmes y bellos; ella, al sentir mi mano abrió las piernas como invitándome a conocer su intimidad, yo aproveché la invitación y empecé a masturbarla, su tanga estaba húmeda por los chorros de su vagina, una maravilla de hembra, gemía suavemente y me apretaba hacia ella besándome con furor, le introduje dos dedos en su conchita que los recibió con delirio pues convulsionaba y no dejaba de gemir moviendo sus caderas de atrás hacia delante con mayor rapidez hasta que se corrió, me mordió los labios gimiendo y chorreando en mi mano sus jugos, jugos de hembra satisfecha con su primer orgasmo con una mujer, yo.


Terminamos nuestros tragos y como si fuéramos amantes de siempre (ya lo éramos por messanger), nos dirigimos a un hotel muy discreto y pedimos una habitación.


Al llegar a ella, cerramos la puerta y no perdimos tiempo y con delirio nos abrazamos, nos besamos apasionadamente, nuestras lenguas se buscaron ávidas de encontrarse, nos quitamos rápidamente la ropa que estorbaba y la vi., me embelesó su cuerpo, pechos no muy grandes pero firmes, pezones duros y grandes, una cintura de la cual salían las caderas anchas voluptuosas que terminaban en un par de piernas de ensueño mi vista corrió hacia su concha, tenía una vulva grande jugosa y adornada con una pequeña mata de pelos que resaltaba su sexo, una diosa de mujer.


Al echarnos en la cama, la puse en posición de perrito y pude ver el culo que tenía: grande, dos nalgas provocativas las cuales cogí inmediatamente, me apoderé de ellas y las empecé a morder y a chupar, lamía, mordía con desesperación mientras ella gemía de placer y las movía hacia mi boca. Abrió sus piernas mostrándome su conchita jugosa, no espere más y me lance a comérsela, la succione con mi boca, tomándome los jugos que brotaban sin perder una sola gota.


- Así mámame, mámame Lessie - le escuchaba decir y yo la embestía muy fuerte hasta que se vino en mi boca, que deliciosa era, gemía, y gritaba sin parar, lo cual me enervaba más, terminando con un orgasmo maravilloso, según me comentó después al momento de descansar.


Después de un ligero descanso, abrazadas como estábamos, fue Carol la que inicio sus caricias a mi cuerpo que necesitaba guerra. Mi hembra me estaba comiendo a morir y tuve por lo menos dos orgasmos luego de lo cual, nos servimos otro buen par de tragos y como la música era muy sensual, nos pusimos a bailar desnudas y bien juntitas, besándonos, acariciándonos, chupándonos, pajeándonos; en eso le digo a mi amor, en mi cartera tengo una sorpresa para ti, y saqué una lata de duraznos al jugo.


- Carol, quiero enseñarte un juego con estos duraznos ok?


- Lo que quieras mi amor - contesto.


Sin pensarlo dos veces abrí la lata y coloque los duraznos y el jugo en un plato y corrimos a la cama.


- Ahora vas a sentir algo rico, déjate hacer.


- A ver - me contesto y se tendió en la enorme cama y abrió las piernas.


- Aún no, primero cierra los ojos - ella obedeció.


Vertí el jugo en sus tetas y me apresure a mamarlas y chuparle los pezones grandes y duros, una delicia, mordiéndolos a mi gusto. Oh, eran una delicia, mi hembra se contorsionaba de placer y repetía…


- Que rico, que rico Lessie, cómeme, cómeme más - decía, luego tome uno de las mitades del durazno y empecé a frotarlo muy suavemente en sus tetas y pezones.


- Ohhh amor, que rico, sigue, no te detengas dulzura, nunca me han hecho esto, aayyyyy, - luego tome otra mitad y con cada una de ellas le sobaba cada una de las tetas, mi hembra se retorcía y con las piernas juntas se las frotaba pajeándose mientras que con sus manos me agarraba las tetas.


- Espera, espera - le dije.


- Yo te voy a hacer gozar, cierra los ojos y concéntrate en lo que sientes, nada más - le dije, ella ya no me escuchaba parecía que estaba poseída por que sus convulsiones aumentaron y se tiro sobre mi comiéndome los pezones, me mordía y me metió dos dedos con fuerza (eso me gusta) en mi concha que me hizo saltar y con la otra mano se pajeaba también con fuerza hasta corredse a chorros.


Se tendió nuevamente con los ojos cerrados, le abrí las piernas y empecé a llenarle su agujero del jugo de duraznos, le levante las piernas y me lance sobre esa cueva caliente que palpitaba todavía de placer y la mezcla de ambos jugos los tomaba, era un sabor agradable, rico, con un olor de maravilla, ella gemía y gritaba de gusto.


- Cómeme, cómeme, así - repetía.


Luego con una mitad del durazno le frote el ombligo para luego continuar bajando hasta su cueva refrescando los labios y clítoris que en ese momento quemaban, continuo retorciéndose y prefería palabras que no encendía pero que denotaban el placer en su máxima expresión, después de unos minutos de frotarle el durazno, le abrí más las piernas y le dije:


- Ahora si cómetelo todo.


Y se lo empujaba muy despacio viendo que el durazno iba desapareciendo en su cavidad y ella bufaba de placer.


- No, no, que me haces, que delicia amor.


Tomé otra mitad y también se la introduje suavemente hasta que desapareció luego le metí dos dedos a su vagina y a destrozarla por dentro conjuntamente con los duraznos, ella saltaba, movía su cabeza a todos lados, chillaba y se movía toda por lo que tuve que sujetarla muy fuerte, al calmarse algo, aproveché para comerle la concha y meterle la lengua comiéndome además los pedazos de durazno caliente que salían por los chorros de los jugos de mi hembra, que rico, se vino una y otra y otra vez, me cogió la cabeza y no dejó que le quite la boca hasta que terminó en un orgasmo bárbaro cayendo extenuada.


- Gracias dulzura, nunca he gozado tanto - me decía y nos besamos de despedida.

0 comentarios: