Voyerismo: Observada por mi vecina II

Hola, quiero contaros como terminó la noche con mi vecina, se llama María, para los que no hayan leído mi anterior relato os cuento que descubrí que me espiaba mientras me masturbaba, la llamé por teléfono y alcanzamos sendos orgasmos excitándonos con la conversación, situadas frente a la ventana, viéndonos desnudas, en aquella conversación descubrí también que no era la primera vez que me veía y que conocía todos mis secretos sexuales.
María es una chica de 25 años, morena, de estatura media, morenita de piel, con pechos grandes y unos pezones que ese día y posteriormente, me obsesionaban, está casada con un hombre de unos 40 años, con el que era feliz, pero que por su educación tradicional no comprendía muy bien las fantasías de su esposa, aunque con el tiempo acabó comprendiéndolas y uniéndose a sus particulares fiestas.
Yo… por primera vez voy a describirme, soy todo lo contrario a ella, rubia, melena larga, alta, piel dorada pero sin rozar el moreno de ella, pechos pequeños, pezones rosados, mi edad… no la diré pero soy joven, como he comentado alguna vez soy economista y no estoy casada, tengo novio "formal" y una relación paralela que hoy no viene al caso.
Tras estas descripciones voy a continuar con lo que iba a contarles, tras aquel brutal orgasmo que tuvimos, ambas nos quedamos con ganas de seguir la fiesta, así que colgué el teléfono, me puse mi bata y me dispuse a cruzar la calle, sin nada debajo… excitada… tan solo con un vibrador en el bolsillo… nunca lo había hecho con una mujer, pero aquella noche estaba dispuesta a todo, me volvía loca la idea de que aquella mujer me deseara tanto, iba nerviosa, pues era algo nuevo para mi, pero todo eso quedó atrás cuando toqué su timbre. Allí apareció ella, completamente desnuda, me miró de arriba abajo, diciéndome que había deseado aquel momento desde que vivía allí, enfrente de mi casa. Me invitó a pasar, a pesar de la excitación y el deseo que sentíamos, estábamos nerviosas y no sabíamos como actuar, pasé al salón me senté en el sofá y ella me trajo una copa, aún estábamos agotadas por los anteriores orgasmos que habíamos tenido, orgasmos alimentados por el morbo de saber que nos estábamos viendo y por la caliente conversación telefónica que habíamos mantenido… Encendió el televisor y tenía una película porno en el vídeo que apareció en pantalla, en ella salían dos mujeres haciendo un sesenta y nueve.
Comenzamos a charlar, le pregunté si alguna vez lo había hecho con mujeres y me contestó que sí, que aunque su marido no lo sabía le gustaba mucho como se sentía, le confesé que yo era nueva en esto y ella, ni corta ni perezosa sacó un pecho de mi bata y comenzó a acariciarlo, mmmm que sensación, esas manos suaves me hacían sentir corrientes por mis pezones, me siguió contando que no se atrevía a contar todo esto a su marido, porque no sabría como reaccionaría, aunque le encantaría que compartiera esas cosas con ella, yo le conté que con mi amante hacía todo tipo de cosas y que a veces nos había pillado un chico en la oficina y que me encantaba que me observaran mientras practicaba sexo, pero que con mi novio, al igual que a ella me daba corte plantearle estas inquietudes por si las rechazaba.
El ambiente se estaba caldeando… abrió completamente mi bata y me dejó ante sus ojos desnuda, aún estábamos húmedas por lo que había ocurrido así que me invitó a tomar un baño con ella. Tenía una bañera muy grande, preparada para las dos, nos metimos, yo me senté apoyada en la pared y ella se puso delante, cogió mi mano y la puso sobre su pecho, yo aún era tímida, era mi primera vez con una mujer, estaba como en un sueño increíble… sentí ese pecho duro bajo mi mano y comencé a acariciarlo, después cogí el otro con la otra mano y los comencé a amasar, haciendo movimientos en redondo con las dos manos a la vez… pellizcando esos fantásticos pezones, mientras había empezado a besar su cuello muy despacito. Ella mientras tanto había metido las manos por detrás de su cuerpo y me estaba metiendo el dedo por el coño, mientras que con el pulgar acariciaba mi clítoris, oohhh que sensaciones, todo esto era nuevo para mí pero me tenía completamente caliente.
Comencé a descender con mis manos, estaba a punto de correrme y empecé a acariciarle el coño, quería que sintiese lo mismo que yo, que se corriera conmigo… pronto llegó ese momento… tuvimos un orgasmo increíble, solo con un dedo metido en nuestro coño… quedamos exhaustas y comenzamos a besarnos para relajarnos. Salimos de la bañera, tocándonos y besándonos, cogimos una toalla, nos fuimos hacia su dormitorio y nos secamos una a la otra, haciendo especial hincapié en las pechos y, como no, en el coñito, ella lo tenía con mucho pelo, como una cueva dispuesta para que la explorara, estábamos sobre la cama, la tumbé boca arriba y la abrí de piernas, ahí lo tenía, era el primer coño que me iba a comer, estaba mojada solo de verlo… me acerqué lentamente, dejé que sintiera mi respiración ahí, luego le di un pequeño beso sobre el clítoris y comencé a pasarle la lengua desde el ano hasta donde comenzaba el vello, María comenzó a estremecerse y me pidió que parara, que aún no quería correrse, que quería excitarse más haciéndome todo cuanto sabía hacer, así que invertimos los papeles, yo estaba tumbada y ella sobre mi, besaba mi cuello, descendía hasta mis tetas… las lamía, tiraba bocados a mis pezones que estaban completamente de punta y con su mano acariciaba mi raja, que para entonces ya estaba totalmente empapada.
En ese momento apareció su marido con el vibrador que yo había traído en la mano, las dos nos quedamos sin saber que hacer, María no esperaba que llegara y mucho menos que se enterara así de sus preferencias, pero sorprendentemente nos dijo que por favor siguiéramos, le dio a Maria mi vibrador, el cual se había quedado en el sofá del salón, mientras él se iba desnudando. María empezó a lamerme el coño, cogió el vibrador y me lo metió, se puso en forma de sesenta y nueve para que yo también pudiera comérselo, mientras su marido se masturbaba, ella con una mano movía el vibrador dentro de mi, mientras que con la otra metía los dedos por mi ano, yo creía tocar el cielo… tenía un vibrador en el coño, tres dedos en el ano y otro coño en la cara, era impresionante… vi como su marido se levantaba, comenzó a lamerle el ano y enseguida le metió la polla por el culo, no era capaz de ver la imagen de los tres enganchados disfrutando de ese momento, pero al pensarlo estallé en un orgasmo intenso, María lo hizo enseguida y su marido, al ver que nos habíamos corrido, sacó la verga del culo de María y echó toda su leche sobre las dos, nos pidió que le limpiáramos la polla y que después nos limpiáramos mutuamente con la lengua los restos de semen que habían quedado por nuestro cuerpo.
Después los tres nos quedamos en la cama, entrelazando nuestros cuerpos, nos dormimos, pero al rato desperté al sentir como una lengua lamía mis pezones, mientras que otra subía despacio por mis piernas buscando mi coño. Como continuó y cuanto gocé es noche os lo podréis imaginar, gocé de esa nueva situación, me hicieron disfrutar como nunca, tanto él como ella, es una mujer increíble, con la cual, después ha habido muchas más ocasiones de gozar, en algunas las dos a solas y en otras con su marido con el cual puede disfrutar de lo que tanto corte le daba plantearle.

Voyerismo: Observada por mi vecina I

Acababa de tener un orgasmo impresionante, me había masturbado pensando en mi amante y en mi novio, el cansancio por el placer me había dejado dormida durante un rato, era de noche y la ventana estaba abierta, desperté porque sentí un poco de frío y me di cuenta que en la casa de enfrente alguien me observaba, yo estaba completamente desnuda, volví a ponerme mi bata de seda, apagué la luz para no ser vista y miré tratando de descubrir quien era. Solo había dos opciones, en la casa de enfrente vivía un matrimonio, llevaban como dos años casados, ella era joven, unos 25 años y él bastante mayor que ella, cerca de los 40.
Les conocía bastante bien, en ese lugar había pocos vecinos y los pocos que estábamos teníamos muy buena relación. De pronto recordé que en la mañana ella me había dicho que él saldría de viaje por un par de días y se quedaría sola en casa. Por lo tanto ya no había dudas de quien me observa, era ella, María. Al principio no supe que pensar, posiblemente me habría visto masturbarme, me ruboricé pensando el espectáculo que habría dado, pero cuanto más lo pensaba más me excitaba, me hubiera gustado saber si ella se habría excitado al verme o quizás ni siquiera me había visto, ¿Cómo salir de dudas?.
Decidí probar suerte, me estaba excitando mucho, así que volví a darle a la luz, ella seguía ahí mirándome, coloqué una silla alta cerca de la ventana, donde me pudiera ver entera, comencé a pasar mis manos por el borde de la bata, para irlas metiendo hacia dentro tocando mis pechos… yo estaba muy excitada, me gustaba saber que me veían, así que comencé a bajar la bata por los hombros y a abrirla por la parte de arriba, mis pechos quedaron al descubierto, ella seguía ahí, quería saber que pensaba ella, como estaba, supuse que si seguía ahí era porque le estaba gustando el espectáculo, así que cogí el teléfono y marqué su número, ella lo descolgó enseguida.
- ¿Cómo estás espía? (Le dije nada más descolgar).
- Muy caliente, sigue tocándote por favor.
- Lo haré si enciendes tu luz.
Encendió la luz, estaba con un tanga y un sujetador rosa, yo me excité aún más de lo que estaba, jamás hubiera pensado que podría mojarme tanto solo con saber que alguien me observaba y mucho menos si era una mujer la que lo hacía. - Siéntate cerca de la ventana. No sabía que te gustara mirar a las chicas.
- No me gusta mirar a las chicas, me gusta mirarte a ti, sabes que mi marido es mayor y a mi me hacen falta más cosas, cosas que me hagan vibrar, me da sexo suficiente, pero he descubierto que me pone muchísimo verte.
- ¿Me dejas que te ordene que hacer?
Quiero verte disfrutar, además me lo debes.
- Ordéname soy toda tuya.
- Quiero que te acaricies las tetas como si fueran mis manos las que las recorren, rodea con la punta del dedo los pezones, son muy bonitos, pellízcalos, póntelos duros...
Mientras háblame, ¿me viste correrme antes?.
- Sí ha sido bestial, he tenido dos orgasmos viéndote, me encanta como te pones ¿en qué pensabas? Siempre siento curiosidad en saber que pasa por tu cabeza.
- En mi novio.
- ¿Solo en él, no lo creo?.
- No, en un secreto también.
- ¿El secreto es alto, moreno y está casado?.
- Ya veo que no es la primera vez que me observas guarrilla.
- No, sé como te lo hacen los dos, uno es dulce y sensual, te deja manejarlo, pero el otro… me encanta como te domina, como trata de hacerse de ti, ¿te lo tiras en la oficina también?.
- Sí, cada vez que puedo… quítate el sujetador, quiero ver esas tetas.
- Solo si te quitas completamente la bata y empiezas a acariciarte el coñito.
- Vaya, vaya, encima exigente, está bien lo haré, pero quiero que hagamos las mismas cosas, que imagines como te haría yo a ti lo mismo que me estoy haciendo, quiero que me imites y me digas como te pones...
- No me pongo, me excitas tú princesa, no sabes la cantidad de veces que he soñado con hacérmelo contigo, y la cantidad de veces que me he masturbado viéndote follar y viéndote correrte tu sola.
- Y yo sin saber nada… mmm que zorrita, ¿te gusta como me lo toco…? Estoy muy caliente. Quítate el tanga, quiero ver ese coñito. Me gusta saber que las dos estamos completamente desnudas, que nos estamos entregando a 10 metros de distancia…mmm nunca había hecho esto, me gusta… Ábrete el coño, lo tienes peludo, una cueva donde investigar… me gusta… tócate, métete un dedo igual que yo… chúpate el dedo índice, ahora quiero que te toques la punta del clítoris con él, pero quiero que solo lo roces sin tocarlo del todo, tócalo como si quemara, lo acercas y lo retiras rápidamente, imagina que ese dedo es mi lengua, haz ese movimiento varias veces… ahora métete otro dedo más en el chochito cielo, háztelo igual que yo. Dime que sientes...
- Mmmm como me estoy poniendo… estoy muy mojada… estoy poniéndome malísima… estoy a punto de correrme solo con ver como tú te haces lo mismo, córrete conmigo por favor. - No, no te corras aún cielo quiero que suframos un poquito, que disfrutemos de este momento, que nos machaquemos nuestros coños hasta quedar exhaustas de placer.
- ¿Qué quieres que haga? Dímelo, me hace falta seguirte sintiendo, vamos hazme gozar como tú, me gustan tus orgasmos, siempre veo que disfrutas como una loca, enséñame a gozar igual, me encanta cuando te veo arquearte y te veo meterte de todo por tu coño depiladito, a veces sueño que me lo estoy comiendo y que lo recorro con la lengua de arriba abajo, que chupo tu ano, que meto dedos en tu rajita y me como ese clítoris, tengo unos prismáticos y a veces lo observo de cerca, es muy rosado y sobresale tu bolita, también me gusta observar tus pezones, son preciosos, los envidio, me gustan así, grandes, rosados, de punta cuando empiezas a imaginar cosas, se ponen como pequeños garbanzos, mmmm… las tetas son pequeñas, me gustaría amasarlas entre mis dedos… estoy demasiado cachonda.
- Ya veo ya, ¿tienes un consolador o algo?.
- No, a mi marido no le gustan esos juegos y no los suelo tener por si los ve. - Está bien busca algo que tenga esa forma, lo que sea, un bote de colonia o de crema, algo de la cocina, piensa algo rápido, que quiero verte disfrutar con algo grande, no con los dedos, busca lo mayor que encuentres. - Aquí tengo un bote de crema redondo, pero es demasiado grande.
- Nada es demasiado grande, ¿no aseguras estar muy cachonda? Pues te entrará cielo, no lo dudes, yo voy a coger mi vibrador, mide 25 cm. pero quiero pensar que eres tú quien me lo mete, quien lo entra y lo saca, quien quiere conseguir que me corra, tu piensa que es mi mano quien te está metiendo ese bote, ooohhh es realmente grande, vamos empieza a meterlo, quiero ver como tu coñito se lo come entero.
- Aaaahhh me hace un poco de daño, pero me gusta, me gustaría que me lamieras el clítoris mientras me meto esto, me lo toco al mismo tiempo que lo voy metiendo… mmmm… va centímetro a centímetro, me gusta la sensación… ya está casi entero metido, ayúdame a que acabe de entrar.
- Me esta volviendo loca verte así, con eso metido, mételo, mételo del todo y ahora sácalo con más fuerza y vuélvelo a entrar, vamos mi putita, quiero que te corras… hazlo… aaaahhh siento que estoy tocando el cielo, piensa que algún vecino nos puede estar viendo, va a disfrutar de lo lindo lástima que no pueda escuchar lo que hablamos, pondríamos a quien fuera muy cachondo, las dos sentadas frente a la ventana, totalmente desnudas y con las piernas abiertas… mi vibrador está totalmente metido y tú con ese enorme bote… que imagen… me va a hacer estallar enseguida… vamos córrete ahora, te lo ordeno, quiero que sea ya.
- Aaahhh… ohhhh… sssiii… creo que acabo de subir al cielo… ¿Cómo está mi diosa, te ha gustado?. - Es la primera vez que me pongo así con una chica, pero ahora entiendo que te guste mirarme… ¿qué te apetece ahora?. - Tener otro orgasmo así.
- Tengo una idea, ¿me has dicho que te gustaría hacértelo conmigo, verdad? ¿No crees que ha llegado el momento?. No la dejé contestar, colgué el teléfono, me puse otra vez mi bata de seda y cogí mi vibrador, salí de casa sin nada bajo la bata, dispuesta a hacerla disfrutar como fuera y a gozar del descubrimiento que acababa de hacer, como una chica me podía excitar.
Pero eso os lo dejo para otro momento.
Ariadna